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El devenir del lenguaje en palabra apasionada: una lectura de «Lengua Espiral» de Perla Quinteros

Un lenguaje nuevo está naciendo. La voz en el poema gira infinitamente, como en un remolino, encarando diferentes perspectivas. Se une, se desarma, se destruye, se vuelve a unir -ella misma y también su lenguaje- una y otra vez. Porque es a través de esta destrucción de la palabra que el sentido estalla: el amor, concepto-multiplicidad, nace desde el fondo de las letras, surge a través de la capa-piel-lenguaje, aflora en su plenitud:

“DE AHORA EN ADELANTE
ya no hay excusas
para no mirar
ESTA PIRÁMIDE QUE SOY
DE PAPEL Y DE PALABRAS
que me construyen la vida
que soy
QUE ES DE LETRA
Y AMORES”

El amor, como también el lenguaje, es una membrana que se quiebra. Puede ser unión y posesión, desgarroy pérdida: la desolación del espacio en blanco, el quiebre de sentido en las palabras que se despegan de su significación original. Pero incorporan, a su vez, un oleaje vertiginoso de nuevos significados. Hay una voluntad del yo poético de dejarse atravesar por las letras, permitir que el cuerpo mismo se parte, un cuerpo que ama (a través de la palabra, a través del poema) aún sabiendo que ese amar incluye someterse al desamparo, a la pérdida:

“quienes me lastimaron
no abrieron la puerta
(…)
yo sí
dejé entrar
(…)
pero con piernas
de bailarina clásica

y hueso frágil
fractura
que se astilla
pulveriza
desmateraliza

mi
(la)
cabeza
iza”

En este movimiento de ruptura del lenguaje y del cuerpo, se puede ver una voluntad de definir el amor como también una necesidad de autodefinirse.

“no hay definición que resistabarque
el amor”

Y es precisamente debido a esa incapacidad que el lenguaje se rompe: busca acercarse al amor a través de trizar la palabra, hacerla múltiple como el amor mismo, lograr que en las letras se plasmen reflejos posibles -nunca únicos- del amor en sus distintas facetas así como también de la voz poética, voz-que-ama y cobra sentido en la palabra-espejo, en el amar mismo:

“hay algo que no cambia
el te estaba amando
me da sentido
forma
espejismo
y quizás
no sea nada
pero la nada
no se configura en mi mente
cuando te estoy amando”

El lenguaje es el acceso a la membrana más interna, más enigmática y resguardada ya que para poder llegar es necesario traspasar la primera membrana que paradójicamente es el lenguaje mismo: se trata de ver debajo de la piel de las palabras, animarse a transgredir, a buscar el significado más íntimo, el que yace bajo la cotidianeidad de la palabra:

“ver
la vida
en tus ojos
desde los míos

tan distintos
que enfocan lento
pero leen
más allá
de las palabras
los silencios
(…)

algo

más”

Lengua Espiral se acerca a lo más íntimo, a lo más complejo del “amor y otras membranas” proponiendo un redescubrimiento del lenguaje: las palabras se presentan nuevas, originales, múltiples y es el lector quien está invitado, como en un juego, a construir significados, a buscar en lo más hondo, a investigar los horizontes que se forman en cada vuelta del viaje espiralado. Se trata, entonces, de dejarse conducir por las letras y animarse así a atravesar la propia membrana para llegar, a través de la palabra apasionada, a lo profundo del amor y sus distintas caras.

Julia Fernández Laín