Aprender de la noche - Poesía para no morir - Marisa S. Tarantino

Descubrir, 96 páginas, 2025

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Aprender de la noche es mirar el patio cuando está verde, lamer su negritud, escribir con el cuerpo entero. Creer y olvidar que el atardecer está hecho para dar calma a los amantes. Creer, olvidar y volver a acordarse de que el tiempo es el pulso de la memoria, transcurre en jardines, late en visiones y audiciones, con las que el lenguaje nos obliga a estabilizar nuestro propio texto.

El lenguaje es el vestido y la persona que lo viste; cuando es tormenta, es el rayo y en la materialidad del escombro da comprobación poética a leyes elementales: nada se pierde, todo se transforma. Aunque se narra una existencia, toma el riesgo de la poesía porque la historia que cuenta no puede ser dicha de otra manera. En la música de la lengua, la forma y el fondo son la misma cosa. La experiencia de existir es fragmentaria, solo se puede escribir en verso.

Aprender de la noche es un debate íntimo sobre una idea de verdad que se produce mientras se escribe. Un libro en el que es posible creer. Aprender de la noche enseña que el tiempo viaja vestido de jardín a través de una tormenta de escombros.

Enrique Troncoso

La noche es eso que contemplamos siempre con falta de palabras, pero buscándolas. Lo oscuro que se vuelve el adentro más íntimo, la caja de Pandora que no cesa de sorprender, los sueños indescifrables que nos hablan remotamente, el país de las maravillas perdido, esa lengua de gestos, y caricias, que de pronto emerge como un rayo en la oscuridad. Ahí estos poemas arremeten fogosos, intermitentes o titilantes como las estrellas. Cumplen su promesa: leerlos nos envuelve, nos hace sentirnos más, comprender que la noche, insomne o prodigiosa, trae la luz.

Karina Macció

*

Una vida bien así

A mi padre, el de carne y hueso

¿Qué si no te importa?
Y ¿qué si no estuviera en tus planes
ser feliz?
¿Qué si esa araña
no tuviera su veneno?
Vos sabés…
Y ¿qué si no lastima?
¿si nunca te pudo lastimar?
¿Qué de tu muerte
si no llega?
¿Qué de mi si vos no fueras
el que creo?
¿Qué de mi vida
si solo fueras un personaje más?

¿Qué si no te importa,
y tu silencio
no se puede remediar?
¿Qué si te atrevieras
y dijeras
lo que no quiero saber?
¿Qué si no te importa
y si fueras un extraño
de ahora en más?
¿y si nada de tu vida
te hizo daño?
ni tu carrera tortuosa
ni los surcos lastimosos
que marcaste en mí.

¿Qué de tu muerte
si no llega?
¿qué de mí si vos no fueras
el que creo?
¿Qué de mi vida
si solo fueras un invento más?

Tu silencio
tu apatía
tu inmovilidad
desesperante
tu pasión por el trabajo
tus cuadernos de columnas
tus billetes ordenados
por color
tus artefactos tecnológicos
tu negocio por-venir
tu pasivo
radioactivo
traje de payaso
de pararrayo
¿Y qué si no supieras
nada, nada
de tu deseo?
Solo un pozo
Solo un pozo

Ni un deseo para vos
para mí
para ellos
nada
nada
nada
solo quedarte así
quedarte ahí
detenido
inmutable
sin defenderte
sin defenderme
sin defendernos.

Quedarte como siempre
para siempre
por cien años
por mil años
una vida bien así.

*

La vi venir

A Vir

La vi venir
despacio
rítmicamente a tempo
las luces daban mil vueltas
como los taninos del malbec
en mi boca.

La vi ven-ir
bailando
con los brazos abiertos
con las manos curiosas.

Puso su temperatura
en mi vientre
su cara
sobre mi cara.
Solté mis brazos
crucé su espalda
permití que su aliento
resbalara en mi cuello
mi sonrisa adivinó la suya.

Dejé los ojos cerrados
giramos una vez
y otra vez
y otra vez
y otra vez.

Tal fue la maravilla
del baile
de los cuerpos
del amor.

Marisa S. Tarantino