Dice Baudelaire: “(...) El estilo y el sentimiento en el color provienen de la elección y la elección depende del temperamento”. Karina Macció tiene el temperamento necesario para mantenernos en un “high” durante la lectura de Amarillo Ocre (...). Desde y para Viajera, la propuesta de Karina es obviamente un arcoíris no de siete, sino de una multiplicidad de colores que permite la inclusión glamorosa y magnánima de esas combinaciones, sabidurías policromas, poliándricas y poligámicas de la diversidad humana en la construcción de nuevas bellezas y luminosidades.
Julia Wong
Amarillo es la invitación a perderse con la mirada en un lugar sin nombre, a hacerse un lugar en medio de la anónima gravedad de la materia, y evidenciar las trampas del relato (...). Es fascinante el efecto desestabilizador que producen los textos de este libro, extraño e inquietante, no para ser leído, ni mirado ni contemplado, sino experimentado.
Víctor López Zumelzu
Ocre (o). En ocre creo. La vida es amarilla. Amar y ya. Porque a fin de cuentas la lengua es para usarse, el cuerpo se crea y se pone en acción. Ocre (o). Todo comienza ahí, en algún punto, un espacio, una palabra. Todo empieza en la creación. En creer que se puede crear un poema, una conexión, un engarce, una historia, el amor.
Eugenia Coiro
*
La consigna:
Lo más sincero posible.
Lo más sentido posible.
Escribir para ordenar, como estrategia.
Desde que te vi la primera vez, sí, vamos al origen, la primera vez, llamaste mi atención. Me llamaste. Usaste un nombre secreto, algo mío, muy propio, muy íntimo, algo que no le había dicho a nadie, o a casi nadie. Eso fue el principio.
La llamada.
Después vino la relación. Conocerse. Encontrar diferencias y similitudes, tantas y tan variadas, tantas y tan imposiblemente coincidentes. Lo que encaja impresiona, y cuando se acumula, más. Si no es buscada, más. Y si no es buscada y aún negada, entonces todavía más.
Sigo sumando.
Por ahora, sonrisa y encastre sin haberse encontrado realmente, toboganes en vidas paralelas, extraños. ¿Quién sabe cómo habría sido yo en tu lugar? ¿Vos en el mío?
Lo sabemos, creo: habríamos sido como fuimos. Hoy estaríamos en el mismo lugar, en el mismo punto que nos hace coincidir y alejarnos a la vez. Estaríamos de nuevo viéndonos, intuyéndonos, sintiéndonos, con la pared invisible adelante.
Pero hasta llegar al punto crítico, de quiebre, hay toda una construcción.
No sé qué tanto sabés de esto. Intuís mucho.
Todo es imposible.
*
No puedo creer tu coherencia
irrevocable, inextricable, inexpugnable
sos un castillo
una firma
un muro de lamentos
tu cabeza
una sucesión de errores
tan divertidos
cómo perdértelos, no?
tigres al acecho, relamiéndose
al menos podrías haberte protegido
me mata tu desnudez
tu imposible inocencia
inconcebible tanta tan tarada
razón tuya
podrías haberte evitado
la muerte a los 30
no era necesaria
no era un destino
–¿Estamos condenados?–
sólo un apagón
(atarte de manos y de pies mientras escuchás las sirenas que te vienen a buscar, vienen por la calle no nadan vuelan, vienen volando hasta el abasto a buscarte no hay guarida que te guarde vienen por vos sin más vienen cantando cantando gritando porque no vas a dejar de escuchar lo que hay que oír, bastarda, lo vas a escuchar, si no tuviste nombre, lo vas a saber, si estás acá por equivocación, lo vas a saber, si sos una deformidad irrebatible, lo vas a saber, las sirenas no mienten y al final siempre llegan, es su obligación, su misión, te vienen a buscar no hay razón que valga porque no la tenés, delirante estás y así te maniatás, camisa de fuerza para vos, voces llenas en tus oídos y ojos, ya vas a ver, lo vas a ver, te vas a ver, por fin, cuando vengan por vos, no hay salida a la vida, ya está, ya llegan, ellas, ya es, ya, ya, es hora, abrí, abrí la puerta, abrí la boca, dame tu lengua)
Karina Macció