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Virgina Janza conjura, escribe y maldice. Viven en su poesía el eco-grito de Violeta Parra con Maldigo del alto cielo, el rock de Gabriela, la primera cantante del rock nacional, con su tema Voy a dejar esta casa, papá, y un erotismo propio, salvaje, animal. Chullachaqui funciona no tanto como una entidad total sino como un código que invade la vida, la cama, la familia, la historia personal y colectiva.
En estos poemas hay navajas, espadas, samurais, amistad, bosques
como noches en las que las promesas se licuan en el cuerpo del deseo y despedidas en idiomas cercanos pero no del todo conocidos: Vai emboras desde la cocina, te amos olvidados, vestidos-armaduras. La constitución del propio cuerpo como animalidad frente al sexo es una clave de lectura y una sentencia que Virginia defiende como conquista de estos tiempos. El sexo reinvidica, tomado por el mango. La mezcla de humanidad y animalidad es también forma en que el poema se arma en un ritmo agitado pero constante. Leer estos poemas es una experiencia provocadora, zarpada: nos conduce a activar algo, es imposible quedarse quieta.
Compartí muchos momentos poéticos con Virginia, noches, sobre todo en que la ciudad se hacía el gran escenario de nuestros poemas. No sé si lo imaginé o lo vivimos realmente (eso poco importa) pero nos recuerdo citando un poema del chileno Enrique Lihn, el del “bello aparecer del lucero” que no se sabe si es del anochecer o del amanecer. En ese poema, una pareja se retira del Hotel Lucero y el poeta al volver la mirada, buscando la de la amada se pregunta: No sé en qué sentido hemos hablado de todo. Sumo a la agitación de la lectura, esta pregunta que flota en todos los poemas de Chullachaqui, ¿en qué sentido, querida Janza, hemos nombrado todo?
Gabriela Borrelli Azara
*
Me gustaría escribir un poema
que genere lo que la tonada de la luna llena
me hace sentir
una mezcla de arrullo y carabina
el aullido de una garza mora
al deslizarse del mundo
la luna gris sobre el río marrón
reflejando la mediocridad el tedio el fastidio
de cada día
me gustaría escribir una balada
que te llegue fresca y viscosa
como una olita de barro
enchastrarnos encararnos encamarnos
mientras la garza y el río
afuera
adentro
nos cobijan.
Te quiero regalar muchas cosas. Cosas que solo vos y yo podamos retener. Te regalo la primera noche que bailé para vos, y también las demás. La primera vez que nos hablamos con la voz ronca, todos mojados, y calientes nos contamos lo que nunca habíamos dicho en voz alta. Te regalo nuestra complicidad y nuestra desconexión inducida. Te regalo las madrugadas enmi casa, que se impusieron a mis ya no. Te regalo dos años de estar en mi cabeza, en mi cuerpo, de ser el elegido que desconozco y me desconoce. Te regalo un montón de poemas y de pajas escuchando tu voz, con la sensación de tu piel suavecita encima de mi piel, adentro de mis pliegues más profundos con tuhistoria. Te regalo mi primer squirt y mis orgasmos mentales, escuchándote acabar. Te regalo mis dedos,mis tetas, mis deseos de vos. Te regalo todo mi cariño y mi incondicionalidad, el entenderte siempre,a pesar de mí. Te regalo mi otro lado de la cama, mi costado vacío, el borde de mi boca y la orilla de mi espalda. Te regalo ese que sos conmigo y que nadie más que yo conoce. Ese lugar calentito y sensibleque compartimos. Te regalo mi registro y mi cápsula atemporal, para que nunca olvidemos
que vos y yo
una vez
nos quisimos.
Virginia Janza