Tu corazón partido sigue latiendo - Karina Macció

Bolsillo, 96 páginas, 2020.

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El corazón es una bomba, dice Karina Macció. Esto es tan cierto como que si no sangrara y no tuviera agujeros, un corazón no serviría para nada. Y como un artefacto que a la vez bombea y explota, esta secuencia de poemas tiene una rara y contradictoria virtud: la de ser desenfrenada y a la vez demorarse en el detalle. Como quien cayendo de un décimo piso fuese mirando por las sucesivas ventanas y describiendo escenas hogareñas: tiernas, y de las otras. Y esta otra virtud: ser previsible. Pero previsible a la manera de un cuento infantil que cuando niños oímos tantas veces: “¡Ay no, ay no!” anticipamos. Pero todo vuelve a ocurrir, intensa e insensatamente, como si fuese por primera vez. (Y por última… no podemos ser siempre tan volubles, ¿verdad?)

El corazón explota pero es uno mismo en el espejo el que queda, una misma la que queda como “fragmentos de vidrio plateado en el piso: no son estrellas”. No son las estrellas que la luz de luna proyecta en el piso por los agujeros del techo de chapa de la casilla. No son los astros con los que tropiezas desastrada. Eres tú, sos vos, en el camino de vuelta del parque de diversiones, hecha bosta, hecho bosta. O añicos, que suena más elegante, claro.

“Is it a crime to fall in love? Can one ever choose where the heart leads us?” ¿Es un crimen enamorarse (caer en el amor…)? ¿Se puede elegir a dónde nos conduce el corazón?, se pregunta el maestro de ceremonias de Cabaret. Y está hablando de enamorarse de una mujer judía en plena Alemania nazi. No es una ironía fina, no es una relación de conveniencia, es un enchastre, un choque frontal. Y volvemos a incurrir en estos choques una y otra vez, nos dice Karina. Como una topadora ciega. Y en este libro, con el último poema que es también el índice, descubrimos o entendemos que nos tenemos que resignar para colmo a que todo, todo, vuelva a empezar. Mientras el corazón bombee.

Jan de Jager

*

Corazón roto

Podés vivir con el corazón roto, afirmás. Y de pronto, la aseveración es sentencia, lo probable es cierto
decís eso y mi corazón te escucha
atento
se rompe
te da la razón
estoy viva
tengo el corazón roto
estoy viva
no hay más que una posibilidad una muerte muy lejana, metafórica una línea casual casi
de conversación me rompe
estoy viva
no oigo más que el estruendo
un corazón estallado
sigue latiendo
estoy viva
es verdad
puedo seguir
para qué, me pregunto
el cuerpo sigue
para qué
a dónde vas
si ya está todo dicho
Te amo viene con puñal
y es tierno el pecho, abierto
te dejo entrar
te siento cortar
la sangre no impide te siento agarrar tanto placer a veces estrujado fino
el quiebre
tanto músculo para qué
corazón para qué
podés seguir

puedo
lo único que siento es lo roto
no puedo tragar
no te dicen
el corazón roto se esparce
esquirlas en la sangre
entonces duele
la planta del pie
el origen del pelo
la comisura del labio que te encanta besar
duelen los pezones
la lengua inmóvil
muerta, estoy viva
esa es la verdad
a vos que te gustan las verdades estoy viva
sigo
me ahogo pero respiro
no hay ataque
no hay síncope
no hay
casi
nada
ese casi, apenas un punto diminuto
ese pequeñísimo punto en la nariz de Barthes punto negro
punto corazón
punto arroz
punto
al fin
punto cadena
no
por favor
estoy viva
¿no te parece irónico?
¿no te causa gracia?

Karina Macció