El dibujo espiral de este viaje nos advierte que arribaremos al puerto más difícil, donde lo único que hay es un espejo: o nos atrevemos a mirarnos y a doler hasta reconocernos para, de algún modo, volver a empezar (a nacer), o quedamos desorientados, obnubilados en la luz que el solitario espejo refleja, sin saber qué hacer, adónde ir, sin saber nada, ya que no nos atrevimos a buscar(nos).
Si como los héroes pudimos enfrentar el descenso, el camino hacia la superficie nos mostrará nuevas posibilidades, con ojos y lengua más abiertos, más dispuestos, más permeables, susceptibles de captar nuevas sutilezas. Susceptibles de aventurarnos, una vez más, a amar y a morir:
NEFASTO TE AMO AHORA y no sabés
quien soy
PORQUE
no has visto
me
Y TE AMO
PERO no tanto como para no pensar
que puede fracasar
ÉSTE, MI TE AMO
Lengua espiral nos invita a dejarnos llevar para descubrir, bajo otra luz, los fundamentos del “amor y otras membranas”.
Karina Macció
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Rompecabezas,
corta tu cabeza
casi rota
cara a cuestas
rota
tú rota
carta en el cuello
casi cabeza
como pocas
parcas cosas
Perla Ericlée Quinteros