Voicot (un destino dado vuelta) - Nicolás Sergi

Descubrir, 204 páginas, 2021.

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Este libro es una operación sin anestesia. Señores cirujanos, ustedes asistirán a LA operación de escritura que invirtió el mal llamado VOICOT —¿el corrector ortográfico de mi word me hace el boicot y no entiende que la v, en esta portada, corta? ¿que es bisturí? (…) Está bien, pero vos tenés que contar eso para alguien que no tiene ni idea porque todavía no abrió la portada, aunque me digas que es contundente y está todo dicho... Porque la información es: la inversión del VOICOT. La operación de escritura como la inversión del VOICOT. Todo el tiempo se siente: ese que mata a ese otro, que está afuera. Se siente cómo se va produciendo, generando, a partir de lo roto, de romperse y de romper con esa sangre putrefacta hecha de gramática vencida, de espacio que existía fuera del tiempo. Un presente continuo que es también estar muerto. Pero ella (la gramática, la lengua) está viva. Así se le encomienda y le reza: No voy a dejar de usarte / No voy a dejar de romperte / No voy a dejar que te seques.

¿Ves? ¿Llegás a ver por esa herida que le hice a la contratapa?

Fernanda Restivo

Realizado con una estructura impecable (un plan a prueba de fallas, que incluye el errar), Voicot hace con nosotros lo que quiere: nos lleva al tiempo de una vida que es todas las vidas porque realiza esas preguntas que atacan el corazón de la cuestión humana: quién soy, qué hago en este mundo, y, fundamental, ¿existe el encuentro con otro, otro que no sea yo, otro que no esté adentro, otro que no se escriba, que quede más allá, sea real, y en definitiva, me tienda la mano para caer juntos?

Esta es la invitación de Voicot. Estallemos la lengua, y como a través de un agujero en un muro, mirémonos a ver qué pasa. Preparados, listos, ya: te estoy leyendo, me estás escribiendo.

Karina Macció

*

4 de Septiembre del 2015

No soy un prado, tampoco soy un lago. Ni hablar de un atardecer donde mi brisa te mueve el pelo y mi dulce aroma de flor marchita se mete en tu cuerpo y hace raíz.

Soy el viento que se mueve entre los árboles, que susurra dormido su canción hasta que despierta y corre. Arrasa con todo. Viento sólido. Muro de aire.

Soy la noche que oculta al sol, el otoño que seca la hoja. Un tsunami en un lago deformando la risa hasta convertirla en llanto. Soy el volcán oculto en la montaña. Frío por fuera, ardiendo por dentro. Nada traspasa mi roca, todo se funde. Vómito de lava. Soy abrupto, sin motivo, sin sentido.

Soy yo con vos.

Nicolás Sergi