Dicen que la personalidad se va formando, que por momentos se elige o se impone. Muchas veces se imita. ¿Qué harías si descubrís que no tenés personalidad y que todo lo que hacés, no es por vos sino por alguien al que admirás mucho? Es sobre esas imitaciones que escribe Diego Recalde (y también, por cierto, las canta desde su Trío Ibáñez). Así comienza esta novela, que cuenta la historia de Gregorio, un estudiante de Letras, que luego de un sueño intranquilo, se despierta convertido en Franz Kafka.
En un mundo donde quizás muchos siguen las propuestas de estilos de vida y de marcas generadas por unos pocos portadores de gigantescas convicciones, el autor nos ofrece su visión: vivir y desarrollar -de ser posible, alegremente- lo que cada cual tenga de único, personal, original.
Martín Broussalis
Los dolores de parto empiezan a los catorce o quince y duran hasta pasados los treinta. Parirse –esto es, construirse una personalidad, nacer en serio– debe ser el más complejo evento vital.
El aparato de prensa y difusión que la cultura occidental contrató para imponer la idea de que la adolescencia y la juventud son maravillosas opera con tanta potencia sobre nuestra indefensa memoria, que muchas veces nos hace sentir nostalgia por algo que no fue, para olvidar lo que sí fue: un parto.
Ningún manual de anatomía tomaría en serio lo que sin embargo todos sospechamos: que el cerebro humano registra el pasado en dos grandes áreas bien diferenciadas, la memoria y la nostalgia. A diferencia de la memoria, la nostalgia no pide fidelidad. Nadie sabe por qué, los recuerdos de juventud son administrados por esta última. Por eso estamos condenados a añorarla. Seguramente también por eso, el Gregorio de mañana recordará con ternura al que hoy sufre buscando quién ser.
La meta de Gregorio es la genial hipérbole que Diego Recalde creó para retratar con humor ese período traumático de la vida donde uno busca desesperadamente su identidad.
Diego Sehinkman
No es fácil escribir una novela de humor, menos aún si ésta aborda temas y personajes históricos de la literatura. Lo que hace Diego Recalde es arriesgado y heroico. Lo que logra es un humor sutil, inteligente, que sólo deja bache para la reflexión. Cuidado, lector, no se fanatice: podría despertarse convertido en Recalde.
Gabriela Larralde
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