El corazón que palpita en este libro es un mundo, parecido a ese que entendían los egipcios y los aztecas. Siente y atraviesa distintos momentos: un corazón con taquicardia que espera a su amor, un corazón paralizado ante la ausencia del cuerpo amado, un corazón viajero que se enamora y se excita. Pero también piensa, reflexiona, se cuestiona sobre su identidad: Qué sé yo de lo que seré yo que no sé qué soy. En estos poemas de Marcela Manuel el amor es un mundo personal, un mundo corazón atravesado por la escritura y el descubrimiento del yo.
Eugenia Coiro
El tiempo es una aguja implacable. Nos azuza, nos penetra, nos corroe. Cuerpos que soportan el paso de las horas, cerrados, así andan en el mundo ordinario, así se siente el mundo sin amor. En el extremo opuesto, el cuerpo enamorado. Hecho de agua y estrellas, espuma y viento, exclamaciones aéreas, noches sin fin. El cuerpo enamorado es mar abierto, tempestuoso o calmo, pero siempre abierto. El amor hace que el cuerpo devenga paisaje, fluye, halla el éxtasis en la fusión y se vuelve animal, pradera, olas. Un nuevo mundo, maravilloso, poético.
Karina Macció
*
4.
Delineame el torso
cuando miro para atrás y veo solo la oscura luz de tu oscuro corazón
Estremeceme la tertulia de las palabras sin después cuando andando bajo voy subiendo
del cinturón a las bragas y de la nuca al cogote
Soplame lenta la cornisa de los vértices
de las curvas sin respiro
en los trémulos cantares de las mañanas sin fin
Olfateame tersa la marcha de los días con gola entongada
con el gato a tus pies
amurada
asomada
en el estridente gorgojeo del maremágnum velludo
Decime la palabra, la muda, la ausente, la que no sabés pronunciar
Decime, ahora, en la niebla de la sal de la vida
Decime, en el devenir desglosado de la gruesa estrofa terminada
Decime, que lo creo
Decime, hoy, que me encontrás humana.
5.
Un sueño chino despierto
de día
un sueño
chino soñado un
chino
un
sueño
día de día chino
un sueño soñado en chino
en turco
en british
un sueño soñado
en colores
en escenas
tridimensionales
un sueño de verano en París alegoría aletargada
un sonido posible
un inicio
el chino soñaba-escuchaba el sueño en lenguas
en verano
sobre el río
el río tan corto tan ancho
el chino no sabía si cruzaba o volvía
el chino
soñaba
un sueño chino
un verano mojado llovido muy chino
un río desbordado un ancla perdida
un río de chinos
poblado
imperial
un puente desierto
un chino soñaba que estaba en el puente
un ancla decía que el chino llegaba
llegaba o se iba
el río era largo o corto o angosto
un río ahumado un sol increíble la vida en technicolor
un sueño de verano en el río el verano del sueño del chino el verano del sueño chino
la música
los libros
las sirenas
un chino
tan chino
como el chino que no deja de chinear
un sueño chino
un reflejo en el agua
el agua como un metal
el metal como el agua
un fulgor
la claridad acertiva inmediata del sol sobre la piel el destello del rayo en el centelleo acuático
ese chino no tan chino
ese sonido relampagueante en el agua clara transparente
una ráfaga
diáfana
una hermosura plena
un fulgor
un amor
un amor
un sueño chino
resplandeciente.
Marcela Manuel